12.3.09

El destino

(..)Escribió sin parar, sin comer ni dormir, para eso había nacido, ése era el primero y el último y el único libro entre todos sus libros: escribió en la tierra y en la mar, empezó a escribir encerrado en su habitación de un hotel de Shanghai y después siguió escribiendo encerrado en su camarote de un barco llamado “Georges Philppar”. Durante todos los días y las noches de la navegación, escribió y escribió, hasta que al llegar a las aguas del mar Rojo el barco se incendió y él no tuvo más remedio que salir a cubierta y a los empujones fue metido en el bote salvavidas.
Ya el bote se estaba alejando del naufragio, cuando Albert se golpeó la frente, gritó ¡mi libro! y se echó al agua. Nadando, llegó. Trepó como pudo al barco en llamas y se metió en el fuego, donde su libro ardía.
Y nunca más se supo de ninguno de los dos.

Eduardo Galeano

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